Bienvenido a un viaje hacia la comprensión de una de nuestras voces internas más comunes, ese crítico o crítica que a menudo nos habla con dureza. En la vida, todos enfrentamos a ese juez interno (o jueza) que puede llegar a afectar nuestra estabilidad emocional y salud mental. La Terapia de los Sistemas de Familia Interna (IFS) nos ofrece un faro de esperanza para entender y transformar esta parte autocrítica en un aliado o aliada.
Adentrémonos en cómo esta terapia nos ayuda a entender y armonizar nuestras voces internas.
Comprender al Crítico Interno
La Terapia de Sistemas Familiares Internos (IFS) nos invita a explorar la psique como un paisaje poblado por diversas «partes» o subpersonalidades, cada una con sus pensamientos, sentimientos y sensaciones únicas. En este ecosistema interno, el crítico interno se percibe comúnmente como un guardián severo, cuya intención es buena dado que quiere protegernos, aunque en ocasiones sus métodos para alcanzar sus objetivos puedan resultar contraproducentes y produzcan el efecto contrario.
Origen y Función del Crítico Interno
Origen del Crítico Interno
La parte autocrítica suele originarse en nuestras experiencias tempranas de vida. Modelado por las expectativas y presiones de padres, maestros y la sociedad, este crítico adopta la voz de la figura de autoridad que no validó al niño en su experiencia. Este aspecto infantil en nosotros quedó congelado desde nuestros primeros años. Por eso, cuando hacemos terapia, es tan frecuente encontrar un niño escondido detrás de un crítico y viceversa. Es un intento de autoprotegernos anticipando y corrigiendo nuestras «faltas» antes de que otros puedan señalarlas.
Cuando somos niños, carecemos de la capacidad para discernir sobre la validez de lo que transmiten nuestros mayores, por lo que las aceptamos sin cuestionarlas. Así, gran parte de nuestras creencias sobre nosotros mismos y sobre el mundo exterior, adquiridas en la infancia, constituyen la base de nuestras decisiones actuales, a pesar de estar fundamentadas en información distorsionada.
Función Protectora
En la Terapia IFS, se considera al crítico interno como una parte protectora, cuya función es mantener el orden y la seguridad interna, entre otras. Actúa bajo la premisa de que, al criticarnos o exigirnos, nos impulsa a mejorar adaptándonos a aquellas creencias y juicios, aprendidos en el pasado, que considera más valiosos que los nuestros, y, si no coinciden, los descalifica (como hicieron en el pasado sus mayores “referentes”).
Dado que necesitamos el amor y la aprobación de nuestro entorno – sin el cual no hubiésemos podido sobrevivir- comenzamos a “actuar” lo que no es real en nosotros para ganarnos la aceptación que buscamos. Con esta adaptación la parte crítica pretende evitar el dolor del rechazo externo avisándonos que “algo anda mal en nosotros” y así poder corregirnos. Sin embargo, cuando esta crítica es excesiva o desproporcionada, puede desencadenar ansiedad, baja autoestima y otros problemas emocionales.
La terapia IFS destaca la importancia de reconocer la intención positiva detrás de la crítica y diferenciar entre su intención y el impacto que produce en nosotros. Comprender que el crítico está intentando ayudar y protegernos, aunque de manera ineficaz, constituye el primer paso para transformar nuestra relación con él.
La Evolución del Crítico en Nuestra Vida Adulta
De Protector a Obstáculo
A medida que crecemos, lo que inicialmente era una estrategia de protección puede volverse un obstáculo. El crítico interno está estancado en patrones antiguos que ya no nos sirven y que nos limitan en lugar de ayudarnos a prosperar. Esta parte representa nuestro niño interior que carga con esas creencias y juicios no actualizadas y que nos saca del tiempo presente y nos lleva al momento pasado donde se creó la necesidad no satisfecha por quien debió hacerlo entonces y que ahora reclama a otro que en el presente no la puede satisfacer. Por ejemplo, cuando algo en otra persona nos dispara a nuestra niñez, dejamos de relacionarnos con ese “otro” en el aquí y ahora y lo transformamos en la persona significativa que no satisfizo nuestra necesidad de entonces.
Impacto en la Vida Diaria
Las críticas internas constantes pueden afectar diversas áreas de nuestra vida, entre las que se incluyen:
- Autoestima y autoimagen: El crítico interno puede influir negativamente en cómo nos percibimos a nosotros mismos, socavando nuestra autoestima y generando inseguridad.-
- Relaciones interpersonales: Puede manifestarse en forma de autocrítica excesiva o en la proyección de nuestros propios juicios sobre los demás, dificultando así la construcción y mantenimiento de relaciones saludables.
- Toma de decisiones: Un crítico interno demasiado severo puede generar dudas y miedo al fracaso, lo que puede obstaculizar nuestra capacidad para tomar decisiones de manera efectiva.
- Desarrollo profesional: Puede limitar nuestro crecimiento profesional al sabotear nuestra confianza en nuestras habilidades y capacidad para alcanzar metas y objetivos laborales.
Partes Relacionadas con el Crítico Interno
La Terapia de los Sistemas de Familia Interna nos proporciona un mapa para navegar en la complejidad de nuestra mente. Cada parte de nosotros juega un rol específico, y entender estas partes es fundamental para nuestra salud emocional. El crítico interno no es una entidad aislada; interactúa y se ve influenciado por otras partes de nuestro ser.
A continuación, exploraremos estas dinámicas internas para comprender mejor la función del crítico y cómo éste se relaciona con otros aspectos de nuestro ser.
El Crítico y sus partes aliadas
Ya hemos comentado que el crítico interno es una parte protectora que intenta mantenernos a salvo de fracasos, rechazo y dolor emocional. Sin embargo, lo hace desde una perspectiva exigente y a menudo punitiva. Su objetivo es prevenir el sufrimiento anticipándose a las críticas externas, pero puede llegar a ser abrumador y contraproducente.
Como partes aliadas que ayudan al crítico interno suelen aparecer protectores exigentes, perfeccionistas, controladoras, autocastigadoras, comparativas con los demás, entre otras. En el modelo de Terapia IFS, a este tipo de protectoras se les llama Directivas.
Las Partes Vulnerables: Las Protegidas
Bajo la vigilancia y protección del crítico interno, encontramos a las partes vulnerables. Son nuestras emociones y aspectos más sensibles que fueron negados o rechazados, y que corresponden a heridas de experiencias pasadas. Estas pueden ser memorias de fracasos, humillación, vergüenza o situaciones de desamparo y soledad. El crítico intenta mantener estas partes ocultas y silenciadas para evitar que seamos heridos de nuevo ya que sus emociones y recuerdos son percibidos como amenazantes para el bienestar del sistema.
Sin embargo, aunque su intención es buena, el impacto que produce es todo lo contrario: tenemos una percepción negativa de las partes exiliadas, reforzando sentimientos de vergüenza, culpa o invalidez asociados a esas partes y que contribuye a mantener una autoestima baja y a una visión desfavorable de uno mismo.
Los Bomberos: Los Apagafuegos Impulsivos
Cuando el dolor de las partes exiliadas se vuelve demasiado intenso y el crítico interno u otras protectoras directivas no puede contenerlo, toman el control otro tipo de protectoras: los «bomberos». Estas partes son reactivas y buscan apagar el malestar rápidamente, a menudo a través de comportamientos impulsivos o distracciones como el abuso de sustancias, atracones o episodios de ira, entre otros.
El Self: El Núcleo Compasivo
Finalmente, en el centro de nuestro Ser está el “Self”. Según la Terapia IFS, el «Self» se refiere a un recurso central y esencial de la psique de una persona, que no es una parte, y es inherentemente benévolo y compasivo. Representa su esencia más auténtica y saludable con cualidades que nos guían en nuestras acciones y decisiones en congruencia con los valores y principios internos. Todo el mundo tiene un Self.
Cuando nos conectamos con esta Autoenergía, nos es más fácil mirar a todas nuestras partes con comprensión, curiosidad y compasión, incluido nuestro crítico interno, transformando la relación que tenemos con él: desde el antagonismo y rechazo al de colaboración, reconocimiento, cuidado y respeto.
Estrategias para conocer mejor y dialogar con el Crítico Interno:
Reconocimiento del Crítico Interno como una parte
Para iniciar un diálogo con nuestro crítico interno, primero debemos reconocer su presencia a través de la observación de nuestros pensamientos y el lenguaje que usamos con nosotros mismos. Es en esos momentos de autocrítica donde debemos pausar e identificar conscientemente a la parte: «Esta voz no soy yo, es mi parte crítica hablando».
Escucha Activa y Empática
Una vez reconocido, el siguiente paso es escuchar. ¿Qué está diciendo realmente nuestro crítico? ¿Qué emociones subyacen a sus palabras? Al escucharle, podemos entender que detrás de cada crítica suele haber un intento de protección o una señal de una necesidad no atendida.
Diálogo Interno Constructivo
El diálogo interno no es un monólogo del crítico ni otra parte intentando hacerle callar, sino una conversación bidireccional entre Tu y la parte en la que la curiosidad y no juicio lideran este encuentro. Podemos preguntarle: «¿Qué intentas conseguir para mí con esta crítica?» o «¿Desde cuando haces este trabajo?» o “¿Dónde o cómo aprendiste lo que es bueno o lo que es malo para mí?” o “¿Qué temes que suceda si dejas de juzgarme?», etc..
No tratamos de cambiar o eliminar a esta parte crítica, sino conocerla y escucharla. Es aquí donde se inicia la transformación de la relación entre Tu y la parte.
La mayoría de las veces, cuando entendemos que su severidad viene de un lugar de miedo y protección, podemos ofrecerle compasión. Podemos decir: «Sé que estás tratando de ayudarme y te agradezco por ello” y “¿Te interesa descubrir una nueva forma de ayudar?”.
Aceptación y Coexistencia
La Terapia IFS no pretende eliminar al crítico interno, sino integrarlo de forma saludable o adaptativa. Aceptamos su existencia dado que forma parte de nuestra familia interna y lo invitamos a coexistir de una manera que no sea dañina para nosotros.
Se trata de consensuar con la parte qué nuevo rol quiere asumir para nosotros, uno que sea de apoyo en lugar de obstáculo.
Finalmente, el diálogo con nuestro crítico interno no es un evento único, sino un proceso continuo. Al igual que cualquier relación, se construye con tiempo y paciencia. Cada día, podemos dedicar momentos para revisar cómo nos hablamos a nosotros mismos y ajustar nuestro discurso interno.
Es esencial mantener una actitud de curiosidad y apertura, permitiéndonos descubrir nuevos aspectos de nuestro crítico y, a su vez, de nuestras partes vulnerables. Al hacer esto, fomentamos un ambiente interno de comprensión y apoyo mutuo, donde el crítico interno puede llegar a actuar como un sabio consejero en lugar de un juez severo.
Establecer un ritual diario para esta práctica puede ser de gran ayuda: un momento tranquilo para reflexionar, escribir un diario o simplemente observar nuestros pensamientos y emociones sin juicio. Con tiempo, aprenderemos a equilibrar la voz crítica con una más amable y compasiva, guiándonos hacia un bienestar emocional más profundo y sostenible.
La Compasión como Antídoto
La compasión hacia nosotros mismos es el antídoto contra la dureza de nuestro crítico interno. Practicar la compasión es ejercer la empatía y la bondad hacia cada aspecto de nuestro Ser.
Comprender que nuestro crítico interno actúa desde el miedo y la preocupación nos permite ofrecerle comprensión y respeto. Al hacerlo, transformamos el autorreproche en apoyo y la crítica en curiosidad por nuestras necesidades más profundas.
La Terapia IFS nos enseña a entender y dialogar con nuestra voz crítica interna, promoviendo acciones compasivas como establecer límites saludables y cuidar de nuestro bienestar integral. Esto no solo mejora nuestra relación con nosotros mismos, sino que también enriquece nuestras interacciones con los demás, creando un efecto positivo en el bienestar y la comprensión mutua.
Conclusión
En este recorrido hemos descubierto cómo la Terapia IFS nos guía hacia una relación más saludable con nuestro crítico interno a través de la autoempatía y la compasión. La autoexploración y la sanación emocional son procesos profundos y, en ocasiones, puede ser beneficioso contar con el apoyo de una terapeuta IFS. Este camino hacia el autodescubrimiento es un paso valiente hacia una vida más plena y compasiva.
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Una buena forma de decidir si una terapeuta IFS es adecuada para ti es programar una cita en la que podrás hablar y evaluar si te sientes cómodo/a con ella y si se adapta a tus necesidades.
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