Si tienes interés o curiosidad por la Terapia IFS, en este artículo conocerás sus fundamentos y principios clave. Además, descubrirás que cuando nuestro “Self” o Yo Esencial se conecta con cada parte o aspecto de nuestro Ser experimentamos una mayor comprensión y aceptación de cómo somos. A medida que cultivamos esta relación de escucha y compasión, descubrimos que nuestras partes heridas encuentran consuelo y nuestras partes protectoras confían en nuestra ayuda. Se abre paso un equilibrio genuino y una coexistencia serena que notamos en nuestra vida cotidiana.
¿Qué es la Terapia IFS?
La Terapia IFS se centra en explorar la mente como un sistema complejo compuesto por distintas partes internas, cada una de ellas con sus propias emociones, creencias y funciones. Desarrollada por el psicólogo y profesor Richard C. Schwartz, PhD, este modelo terapéutico revela que cada persona posee diversas subpersonalidades o «partes» de la psique que se relacionan entre sí como miembros de una familia, y cómo -al igual que una familia- la polarización entre las partes puede conducir al sufrimiento emocional.
¿Cuál es el objetivo de la Terapia IFS?
El objetivo de la IFS es comprender y sanar las interacciones entre estas partes internas, permitiendo que el individuo libere su verdadera esencia o «Self» y logre una mayor armonía interior. A través de la relación del Self con estas partes se llega a la comprensión de sus roles y preocupaciones y éstas se sienten amadas y aceptadas. Se busca transformar patrones disfuncionales y alcanzar un crecimiento personal profundo. La Terapia IFS ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de diversos trastornos emocionales y se ha ganado reconocimiento por su enfoque integrador y humanista.
¿Qué es el “Self” según la Terapia IFS?
Según la Terapia IFS, el «Self» se refiere a un recurso central y esencial de la psique de una persona, que no es una parte, y es inherentemente benévolo. Representa su esencia más auténtica y saludable con cualidades que nos guían en nuestras acciones y decisiones en congruencia con los valores y principios internos. Todo el mundo tiene un Self.
Estas cualidades de la energía de Self son: curiosidad, calma, claridad, conexión, confianza, coraje, creatividad y compasión. Curiosamente, todas empiezan por “C” y se conocen por las 8 Cs.
En contraste con las partes heridas y protectoras, que pueden generar conflicto interno y disfunciones, el Self actúa como un líder interno, capaz de establecer un ambiente de seguridad y aceptación. El objetivo de la Terapia IFS es que la persona conecte con su Self, es decir, que lo encarne, para interactuar con sus partes internas heridas y facilitar la sanación emocional. Cuando el Self está encarnado, se promueve un sentido de integridad y equilibrio que contribuye a un mayor bienestar en la vida cotidiana.
¿Qué son las partes de los Sistemas de Familia Interna?
Según el modelo IFS las «partes» son subpersonalidades o aspectos internos que funcionan independientemente y tienen diferentes emociones, pensamientos, creencias y sensaciones. Estas entidades, que tienen su propia energía de Self cuando se sienten entendidas y apreciadas, varían en apariencia, edad, género, talento e intereses. Existen y llevan a cabo varios roles dentro del sistema interno.
Cuando no tienen conflictos entre sí sobre cómo gestionar las partes exiliadas (las más heridas), contribuyen de diversas maneras a nuestro funcionamiento eficiente y a nuestro bienestar general. Y al contrario, cuando las partes no se sienten reconocidas y comprendidas por el Self pueden actuar de manera extrema y contribuir a la desestabilización del sistema interno que se manifiesta con innumerables formas de malestar psicológico.
Tipos de partes
El modelo IFS clasifica las partes en tres grandes categorías según su funcionamiento en relación las unas con las otras. Una parte herida, o exiliada, es primordial, debido a su influencia sobre el comportamiento de otras partes. Orbitando alrededor de los exiliados hay dos categorías de partes protectoras. El protector proactivo, llamado directivo, tiene el papel de mantener el funcionamiento del individuo a pesar de lo que los exiliados sienten. El protector reactivo, llamado bombero, tiene el papel de distraer el dolor emocional de las partes exiliadas, y de suprimirlo, cuando éste consigue hacerse sentir a pesar de los grandes esfuerzos del directivo.
1.- Exiliados:
Se manifiestan en forma de sentimientos, creencias, sensaciones y acciones; estas partes han sido avergonzadas, rechazadas, maltratadas o negligidas en la infancia y posteriormente son apartadas y exiliadas por los protectores por su propia seguridad y para evitar que abrumen al sistema interno con dolor emocional. Se gasta una gran cantidad de energía interna para mantener a los exiliados fuera de la conciencia.
Los exiliados son las partes que han sufrido explotación, rechazo o abandono en las relaciones externas, y que luego son objeto de juicios negativos de otras partes del sistema. Como niños y niñas abandonados que son, quieren atención y amor y por eso persiguen que los rescaten y rediman.
2.- Protectores proactivos o directivos:
Ayudantes proactivos que se centran en aprender, funcionar, estar preparados y ser estables. Los directivos están vigilantes, intentando evitar que los exiliados se disparen e inunden de emoción el sistema interno. Como consecuencia, trabajan duro y utilizan diversas tácticas —a menudo decididas, implacables, con mucha crítica y en ocasiones vergonzantes— para mantenernos centrados en nuestras tareas e insensibles a los sentimientos.
Llevados al extremo, sus propósitos pueden convertirse en tácticas como perfeccionismo, intelectualización, cuidar sin ser cuidado, obsesión por la apariencia, por el triunfo profesional o económico, intentar controlar o complacer a las personas de quien depende, criticar, pesimismo pasivo, y otros roles con el mismo denominador común: evitar que un exiliado se active.
3.- Protectores reactivos o bomberos:
Los protectores reactivos comparten el mismo objetivo que los directivos: quieren exiliar las partes vulnerables y extinguir el dolor emocional. Sin embargo, los protectores reactivos son un servicio de emergencias. Se activan a posteriori, cuando los recuerdos y las emociones de los exiliados se abren paso a pesar de los esfuerzos represivos de los directivos. Los protectores reactivos tienden a ser feroces y usan medidas extremas que los directivos aborrecen.
Algunos ejemplos de tácticas de los bomberos son el consumo abusivo de alcohol y otras drogas, atracones de comida, compras excesivas, promiscuidad, autolesiones, suicidio, e incluso homicidio. También se puede incluir en esta categoría la satisfacción exagerada de la rabia y de la euforia. En general, son actividades insensibilizadoras que pretenden disociar o apaciguar los sentimientos dolorosos de los exiliados.
Premisas básicas de la Terapia IFS
- De una forma natural, la mente contiene innumerables “subpersonalidades” o partes.
- Todo el mundo tiene un Self y todos podemos acceder al Self para sanar. El Self no se crea ni se cultiva y no se puede destruir, sino que más bien es intrínseco y está presente desde el nacimiento.
- Nuestra respuesta psíquica al daño es predecible: cuando las partes vulnerables son heridas, otras partes asumen papeles protectores y algunas de sus respuestas pueden parecer patológicas.
- Todas las partes tienen buenas intenciones, incluso aquellas que se comportan de forma extrema. Por lo tanto, todas las partes son bienvenidas.
- Un sistema interno desestabilizado y perturbado puede reintegrarse y equilibrarse una vez que está en relación con el Self de la persona.
- Los cambios en el sistema interno afectarán a los cambios en el sistema externo de la persona, y viceversa.
Un ejemplo de cómo funciona la Terapia IFS
Imaginemos a una persona que experimenta un conflicto interno entre una parte crítica y otra que busca distracción con la comida o las compras.
La parte crítica se manifiesta a través de pensamientos autocríticos y exigentes, como «Siempre te pasa lo mismo», “Eres incapaz de lograr lo que te propones” o «Nunca serás lo suficientemente bueno/a». Esta parte busca proteger a partes exiliadas que albergan heridas de rechazo o falta de valía. Al mantener altos estándares y evitar cometer errores, la parte crítica intenta evitar que estas partes exiliadas sean activadas y vuelvan a experimentar dolor emocional.
Por otro lado, la parte que busca distracción puede surgir cuando la persona se siente abrumada emocionalmente y busca alivio en la comida o las compras compulsivas. Esta parte protege a partes exiliadas que albergan heridas de soledad o tristeza. Al distraerse con la comida o las compras, esta parte evita que las partes exiliadas se activen y desencadenen dolor emocional.
Como podemos ver, tanto la parte crítica como la que busca distracción tienen la misma función protectora hacia partes internas exiliadas que albergan heridas emocionales del pasado. Sin embargo, entre ellas no se reconocen como colaboradoras de un mismo equipo sino que se rechazan mutuamente. Estan polarizadas.
El papel del Self en esta dinámica interna es la establecer una relación tanto con la parte crítica como con la que busca distracción y comprender su función protectora hacia las partes exiliadas, reconocer su intención positiva de mantener a la persona a salvo y ofrecerles ayuda para atender y sanar a los exiliados desde la energía del Self. Al escuchar las preocupaciones o miedos de las partes protectoras, éstas bajan la intensidad de su actividad y la persona puede sentir una mayor compasión hacia sí mismo.
A medida que el individuo desarrolla una relación más armoniosa y compasiva con estas partes internas, la polarización entre la crítica y la que busca distracción disminuye y pueden aprender a trabajar en colaboración con el Self, liberando la conducta extrema de las dos partes como mecanismos de protección
El Self proporciona un ambiente seguro para que las partes exiliadas sean atendidas y sanadas, permitiendo que encuentren un espacio de integración en el sistema para expresarse y ser validadas permitiendo un crecimiento personal significativo y una mayor autenticidad en la vida cotidiana.
¿Para quién está orientada la Terapia IFS?
La Terapia IFS está orientada para personas que buscan un enfoque terapéutico profundo y transformador para afrontar sus desafíos emocionales, conflictos internos o dificultades en sus relaciones interpersonales. También es adecuada para quienes deseen avanzar en su autoconocimiento y alcanzar un mayor equilibrio emocional.
La Terapia IFS puede ser efectiva con una amplia franja de sufrimiento psíquico y contextos individuales porque la autocompasión, que es la pieza central de IFS, es mutuamente excluyente con la desregulación emocional, ofreciendo un camino hacia la sanación y el crecimiento personal.
¿Cómo elegir a una terapeuta IFS en Barcelona?
Elegir la terapeuta adecuada es una decisión importante y personal. Si estás buscando ayuda para superar tu malestar, es fundamental encontrar a alguien con quien te sientas cómodo/a, seguro/a y en quien puedas confiar. Si no te sientes así, no dudes en buscar a otra terapeuta. Es importante recordar que la relación terapéutica es clave para el éxito de la terapia.
Programa una cita
Una buena forma de decidir si una terapeuta IFS es adecuada para ti es programar una cita en la que podrás hablar y evaluar si te sientes cómodo/a con ella y si se adapta a tus necesidades.
Si estás buscando una terapeuta IFS que te acompañe en tu proceso de crecimiento personal, ¡estoy aquí para ayudarte! ¡Contáctame para una primera cita y comencemos juntas este camino! Nos podemos conocer en formato presencial en Barcelona o en online, desde donde quieras.